La experiencia de Carolin Weigand con mantas terapéuticas

“A menudo me cuentan que los alumnos tienen dificultades para concentrarse. Entonces recomiendo la manta terapéutica para desconectar.”
A diario, en mi trabajo como coach de sueño, me contactan padres cansados porque sus hijos no duermen o duermen muy mal. ¡Por suerte, esto no tiene que seguir así! Un coaching de sueño es una forma orientada a las necesidades y al apego para ayudar concretamente a estas familias y mejorar significativamente la calidad de vida junto con el sueño. Durante el coaching se evalúan las causas por las que un niño duerme mal y, según cada caso, se determina el mejor procedimiento para mejorar la situación.
En mi constante búsqueda de soluciones para problemas de sueño, descubrí la manta terapéutica: el peso de la manta, que actúa sobre todo el cuerpo, ayuda a que niños y adolescentes puedan relajarse. Además, se estimula la liberación de la hormona melatonina, importante para el sueño, y al mismo tiempo se producen menos hormonas del estrés. Por lo tanto, la manta es un método muy adecuado para mejorar el sueño y la situación del descanso en general.
El modo de acción de la manta terapéutica no conoce límites de edad. En mi trabajo como pedagoga social en una escuela, estoy en contacto diario con niños, adolescentes y padres. A menudo me cuentan que los alumnos de diferentes cursos tienen dificultades para concentrarse y les cuesta estar atentos o sentarse quietos. Además, en muchos casos observo que a estos niños y adolescentes también les cuesta relajarse y dormir por la noche. Entonces, recomiendo con gusto la manta terapéutica para "desconectar" y poder dormir mejor. Porque un sueño reparador es la base para poder seguir la clase con concentración al día siguiente o rendir adecuadamente en la vida laboral diaria como adultos.
Ahora toda mi familia duerme con una manta con peso. Y sobre todo a mis hijos les gusta especialmente la tela suave.
Producto excelente, que recomiendo mucho.