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Por qué las pausas para descansar son tan importantes

En la cultura en la que vivimos, la frontera entre la vida laboral y privada se ha vuelto muy delgada y más permeable. Muchos permanecen trabajando en casa, piensan en el trabajo incluso durante los fines de semana y vacaciones, y al final queda poco tiempo para recuperarse mental y físicamente. Una breve pausa y, sobre todo, una breve pausa para una llamada siesta pueden tener un impacto positivo en nuestra calidad de vida y satisfacción. ¿Qué otras ventajas aportan las pausas de descanso?

Creatividad y resolución de problemas
El cerebro humano tiene dos funciones muy importantes y dominantes: realizar tareas y descansar. Nuestras actividades se basan en tareas y, gracias a nuestra intuición y experiencia, sabemos exactamente cómo realizarlas sin tener que pensar mucho. Cuando descansamos y nuestro cerebro está "apagado", comenzamos a… soñar. Si recibimos información durante esta última fase, la mente empieza a trabajar, combinando hechos con intuición y experiencia, asociando, uniendo o separando. El resultado es una solución al problema que nos ha preocupado. No es casualidad que a menudo se escuche la frase "duerme una noche sobre ello": el cerebro hace un buen trabajo creativo mientras descansamos.

Integridad sensorial
Los adultos deben enfrentarse diariamente a desafíos que les exigen estar en modo de espera mental y físicamente. Si alguien carece de esta actitud, a menudo puede ser un indicio de un trastorno de integridad sensorial. Se pueden observar comportamientos como falta de organización, problemas para establecer relaciones, demasiada (o poca) implicación en relaciones personales, cambios de humor y mucho más. Afortunadamente, este proceso puede ser influenciado, incluso durante el sueño. Gracias a las mantas terapéuticas, las percepciones sensoriales se profundizan, las actividades propioceptivas mejoran, el tono muscular se controla y las funciones cognitivas se desarrollan. Una breve siesta bajo una manta con peso pone el cuerpo en estado de relajación al reducir el nivel de cortisol.

La calidad de las relaciones existentes
Estudios de profesores de Harvard mostraron que la falta de relaciones fuertes y profundas con otras personas es tan dañina como fumar 15 cigarrillos al día. Muchos científicos van aún más lejos y afirman que una estimulación constante, por ejemplo, por demasiada tecnología, puede afectar la calidad de nuestras relaciones. ¿De dónde viene esta suposición? Cuando nos recuperamos de los estímulos, estamos automáticamente más presentes en las relaciones, observamos a los demás y reconocemos sus necesidades. El descanso profundiza y estimula las relaciones, y esto también se aplica a las pausas de descanso compartidas.

El sueño mejora la forma física
Expertos del Stanford Sleep Medicine Center (EE.UU.) han publicado estudios que muestran que los atletas obtienen mejores resultados, tienen mejor estado de ánimo y más energía cuando duermen diez horas diarias durante seis semanas. No es de extrañar, ya que durante el sueño los músculos y las microlesiones se regeneran más rápido y la fatiga tras los entrenamientos se reduce. Una siesta durante el día (no más de 40 minutos) también es una excelente fuente de energía, por lo que al final disfrutamos y nos motivamos más para realizar actividad física.

Mayor productividad
Nuestra vigilancia y atención disminuyen hora tras hora a lo largo del día. Sin embargo, este proceso puede detenerse con una breve siesta de 20 minutos. Los beneficios de una corta pausa para el cerebro son enormes. Cuanto más tiempo tengamos para relajarnos durante la semana, más productivos seremos. Curiosamente, no se debe hacer más, sino menos. Las pausas regulares, el sueño prolongado por la noche, las vacaciones, las actividades regulares y las pausas aumentan la productividad, la eficiencia laboral y, por supuesto, benefician la salud.

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